La maternidad no es dura, vivir con propósito es duro.

Quizá lo que voy a plantear a continuación pueda chirriar a muchos pero es algo que necesito expresar y creo que es de estas opiniones discrepantes con la sociedad que es necesario dar. Desde que la prueba de embarazo que anunció la llegada de nuestro primer hijo marcó el positivo (y no exagero, literalmente la siguiente vez que abrí mis redes sociales y sin haber hecho ninguna búsqueda) Instagram no para de recomendarme videos de bebés y otros de madres quejándose de lo dura que es la maternidad. En la sección de comentarios de estos último las quejas continúan, con un montón de mamás que se retroalimentan entre ellas y aprovechan para soltar todo lo malo que piensan y experimentan sobre ser madres.

¿Y esto es malo?

Para mí, clara y llanamente lo es.

Y quizá muchos de los que lean esto podrán clamar por algún tipo de derecho que el universo nos otorga para quejarnos y yo intento socavar, o dirán que antes a las madres no se les permitía expresarse (afirmación curiosísima que me encantaría saber de dónde se sacan) y que el estar anclado en la queja es otra de esas conquistas aparentemente feminista que yo voy a echar por tierra con mi forma de pensar.

Pues bien, si así es, espero explicar adecuadamente mi pensamiento al respecto. Se me ocurren tres razones principales para no vivir de esta forma y procedo a justificarlo.

Primero, ser mamá (o papá) no es más duro que otras cosas.

Cualquier persona que quiera vivir con propósito tiene que dar su vida, y dar la vida no es cómodo. Todos los seres humanos debemos elegir entre tener una vida con propósito y feliz o una vida cómoda. No puedes escoger ambas cosas y, quién lo intenta, fracasa. Si tu vida tiene un sentido verdadero vas a tener que vivir entregado a los demás, ergo, vas a tener que sufrir, dormir poco muchas veces, hacer lo que no te apetece y estar incómodo. Y valdrá la pena todas y cada una de las veces.

Esto, en la sociedad del hedonismo compulsivo que vivimos, suena más que descabellado, pero es absolutamente cierto. Estamos rodeados de personas que viven un individualismo exacerbado, vidas absolutamente egoístas carentes de cualquier propósito, que van tras el placer de forma ciega. Para estas personas, cualquier esfuerzo es visto como algo desdeñable y si deben realizar alguno (como trabajar o estudiar) no dudarán en asumir un papel victimista ante la fatalidad de la vida y linchar a quien sea que ha provocado tal situación (los jefes, profesores, el capitalismo...).

No es coincidencia que esta misma sociedad esté infantilizada y se sienta profundamente triste, deprimida y amargada. Sobrevive más que vive.

Esto tiene mucho que ver con que actualmente el discurso dominante rechace la paternidad como una opresión y un ataque a nuestra libertad; y que incluso haya voces que afirman que prefieren tener perros a hijos porque estos dan menos trabajo (cosa que me parece perfecta, porque si alguien piensa que un ser humano es equivalente a un animal espero que jamás tenga hijos). Con todo, a muchas personas se les despierta el instinto paternal independiente de la sociedad en la que vivamos y muchos pasan a ser padres sin haber dejado nunca de ser hijos sobreprotegidos o adolescentes malcriados. Muchas personas no saben lo que es entregarse y dar la vida hasta que son padres. Y la sorpresa es monumental.

Si a esto le añades que se sienten preparados sobre los 35-40 años (o que empiezan a experimentar la soledad sobre esta edad y cometen el craso error de pensar que un bebé lo va a solucionar), las dificultades aumentan exponencialmente. Creo que no es necesario explicar por qué no es lo mismo ser padre con 20 y algo qué con 30 (tanto física como mentalmente), y con 40 o más no estás para estar corriendo detrás de un bebé, sino para educar un adolescente.

Por eso, esa nueva situación les desborda en medida suma. Porque desde que esa criatura sale de ti, él o ella son tu centro ahora. Poco a poco la cosa debe normalizarse, pero aunque así sea, debes estar absolutamente pendiente de un ser humano que en todo depende de ti. Uno que no distingue el día de la noche, que come cada tres horas como poco, que es preferible amamantar con unos pezones sensibles y doloridos... Además, la mujer en una situación de posparto (que depende los casos no es nada y otros es duro) y una relación de pareja que va a ser probada (ahora se valora el haber estado invirtiendo en el matrimonio y no simplemente haber estado pasando un buen rato). A mayores, tienes que tomar muchas decisiones y no faltarán las voces de crítica que no cesan de señalar lo bien que les fue a ellos y lo mal que lo estás haciendo tú. Y como a esto se le junte la situación de tener un bebé altamente demandante que llora la mayor parte del día... Sí, es muy intenso. Y sí, también es lo esperable. Es lo propio de la paternidad y maternidad y no pasa nada. ¿Se pasa mal? Como cuando uno da la vida, pero estoy convencida de que mucho peor lo pasa quién lleva años intentándolo y no puede tener hijos.

¿Y todas las personas que sufren el ser padre o madre son hedonistas compulsivos? Obviamente no, además hay caso duros y difíciles y circunstancias extremas de personas absolutamente generosas en situaciones complicadas. Pero creo honestamente que este no es el caso de lo que yo veo en Instagram.

Me parece que las madres de Internet que asumen esos papeles victimistas y esos discursos de “nadie te cuenta lo duro que es”, como si hubiese un complot que las ha engañado para tener hijos porque nadie les dijo el nivel de sacrificio que suponía, no tienen unas maternidades mucho más duras de lo habitual.

¿Entonces no debemos contar cómo nos sentimos? No, yo jamás afirmaré que alguien no deba expresar sus emociones: hacerlo es sano, bueno y necesario. Di cómo te sientes. Llora, y ríe, y llora otra vez y al mismo tiempo que ríes. Pero no equiparemos el manifestar cómo uno se siente al estar anclado en la queja, son cosas muy diferentes. Eres un afortunado, y eso es lo que debe primar en tu corazón. Quejarse constantemente no es justo, no es bueno para ti, para tu hijo ni para tu pareja. No te ayuda a estar bien, es más, te hace estar peor. Y esta es la según razón.

La vida es cuestión de actitud.

Hay quien pasa por una situación terrible en la vida con humor y haciendo la vida mejor a quien tiene alrededor y quien vive apagado sin que le pase absolutamente nada. Estas últimas personas se quejan, y mucho además. Y nunca he visto a ninguna de estas personas sentirse mejor por quejarse. No es lo mismo expresarse que quejarse. No es lo mismo ni para ti ni para los demás. Quien se expresa se desahoga, quien se queja se amarga. Apagas y cansas a los que tienes alrededor, los apartas de ti, les haces tener mala actitud, los culpabilizas. Por eso, muchas veces hablamos y hablamos y sentimos que no tiene el efecto deseado. Insiste si quieres pero nunca lo va a tener. Además, contar como te sientes es importante, pero hay que saber cuándo, cómo y, sobre todo, a quien. Tu pareja debería ser siempre la mejor opción. Y si no tienes esta oportunidad, busca a la persona adecuada. Pero descargar tu peso con desconocidos por Instagram no te va a aliviar, ellos no te pueden echar un cable. Se dice que mal de muchos consuelo de tontos, y quizá hay cierta verdad en que, viendo que a muchas mamás les pasa como a ti, piensas: Menos mal, no soy la única. Pero todo tiene su precio y esas mismas madres son las que luego juzgan duramente a otras por hacer las cosas diferentes.

Ser padre, ser madre, implica equivocarse. Y NO PASA NADA. No tienes que ponerte la etiqueta de mala madre y justificar cada error diciendo que es todo muy difícil. Yo personalmente pienso equivocarme mucho, acercarme a mis hijos muchas veces y decirles: "Mamá lo siente, no es perfecta. Me encantaría serlo porque os lo merecéis pero no es así, así que siento mucho (añadir cualquier error fatal) Pero me voy a equivocar muchas veces más y, la buena noticia, es que tú también puedes hacerlo y yo sabré perdonarte. Aquí nos equivocamos, pero somos rápidos en perdonar y pedir perdón. Te quiero". Vivamos así y no tendremos a hijos perfeccionistas escondiendo algún tipo de trastorno de alimentación y culpándose de su existencia en vez de estar agradecidos por ella. Y esta es la tercera razón de peso por la cual no deberías quejarte de ser madre/padre:

Estás culpando a tus hijos de todo lo malo que te pasa.

No te eches las manos a la cabeza, es así. Yo no nací madre, mi hijo me hizo madre. Si me quejo de serlo me quejo de él. Esa no es mi intención me dirás. Pues fantástico, pero es precisamente lo que haces y lo que él recibe. Siempre me ha desgarrado el corazón escuchar a un adolescente decir: "yo le arruiné la vida a mi madre", "mis padres se divorciaron por mi culpa", "tener hijos es lo peor que te puede pasar", "no quiero decepcionar a mis padres", "me odian, pero yo no les pedí nacer", "todo sería mejor si yo nunca hubiese nacido"... Son tantas y tantas las veces en las que escucho esto. Y en las que veo el perfil de adolescente perfeccionista que todo lo tiene que hacer bien porque siente que debe ganarse el amor de sus padres y un sitio en el mundo, que debe demostrarles que haberlo tenido fue algo bueno y que su vida vale la pena. Ningún hijo debería tener que demostrar esto, debería saberlo. O casos como el de personas que piden perdón compulsivamente, casi hasta por respirar, porque siempre lo han culpado a él de todo.

En el momento en el que tu hijo existió, fuiste madre o padre, no hay vuelta de hoja. ¿Quieres ser madre o padre de un bebé, niño o joven feliz? Pues deja de quejarte. Si tu suelo pélvico está mal, es culpa de que no has hecho ejercicio antes, durante o después, no de tu hijo. Si no duermes por las noches es porque tienes un bebé que tú quisiste tener. Si tu matrimonio está mal es porque no lo cuidasteis como debíais antes o ahora mismo. Nada de esto es culpa de tu hijo. Exprésate, pide ayuda, cambia la situación. Deja de externalizar la culpa, asume tu vida con responsabilidad y trabaja para mejorarla. De verdad que rajar en Internet de lo terrible que es ser madre no va a ayudarte nunca a ti ni a nadie.

¿Qué te gusta de ser mamá? ¿Alguien habla de esto?

Alguien habla de que dar el pecho es de las experiencias más impresionantes del mundo y que, aunque implique horas sin dormir, dolor y cansancio, jamás lo cambiarías por nada. ¿Y ese bebé descansado por la mañana? ¿Puede existir algo más bonito? Si no habéis tenido hijos, por muchos bebés con los que hayáis estado, no sabéis qué es eso. Toda la ternura y felicidad del mundo en una carita sonriéndote a primera hora. ¿Y el amor que sienten por ti? Sólo si eres padre o madre sabes lo que es tener al bebé en una sala con un montón de gente haciéndole monerías y, cuando te ve a ti, te sonríe como a nadie más, como si fueras el centro de su universo. Mi autoestima era buena antes de tener hijos pero ahora es desproporcionada (aunque sé que se volverá a normalizar en su adolescencia así que estoy tranquila). Y cuando ves tus rasgos en ellos... Esa nariz, ese pelo... Se van a parecer a ti para siempre. ¡Y ese olor de recién nacido! Un olor que ninguna industria de perfumería ha sabido imitar. Durante los primeros días de vida ese bebé huele que no es normal, mi marido y yo nos pasábamos el día oliéndolo, nunca me había sentido tan cerca del reino animal. Y esa sensación de sentirte fuerte cuando lo tienes en brazos, de saber que nada le va a pasar, y que tú eres el lugar más seguro del mundo para él y ella. Y ese instinto... que te llevaría a enfrentarte a un oso por tu bebé y que hace que distingas cada uno de sus llantos. Y la primera vez que lo ves sonreír: No hay nada en este universo que se pueda comparar, podrías pasarte la eternidad mirándolo. Y cuando empieza a jugar contigo, a reírse al fingir que le comes, sus primeras carcajadas... Cuando se ríe en sueños y tú sabes que está soñando contigo. Lo sumamente suave que es su piel, no creo haber tocado nada más suave en mi vida, acariciarle es un vicio. Y esos soniditos que hace, parecen de mentira. Toda la ternura del mundo se expresa en el gorgojeo de un bebé. Las caras súper expresivas que pone, cuánto te ríes con ellos. Que con sólo cuatro meses le guste quedarse dormido mientras te acaricia la cara suavemente con esa manita tan pequeña que tiene ¿Lo imaginas? Si tienes hijos no te lo tienes que imaginar. Cuando dice su primera palabra ¡y tú eres su primera palabra! Y cuando no puede dormir pero entonces lo abrazas y se queda como un tronco porque se siente seguro contigo. ¿Alguien habla de esto? ¿Por qué no?

Es una pena que tanta gente no sepa nada de esto porque nunca hablemos de ello. Cuando estás embarazada la gente te dice... "Ya verás lo poco que vas a dormir, lo cansado que vas a estar, que no vas a tener tiempo para ducharte…" Yo pienso decir: ya verás que maravilla, lo bonito que es, no te vas a querer apartar de él... ¡Y como huele!

Ser padre y madre es de lo más bonito del mundo, es un milagro y un don que no merecemos. Es precioso y vale la pena una y mil veces. Dar las gracias siempre y quejarse lo mínimo o nada. Eso cambiará tu actitud, mejorará tu matrimonio, sentirás que tienes fuerzas para mucho más y serás feliz. No perderás nada y lo ganarás todo, y tus hijos y pareja también. Disfruta la vida y ese don y hazles saber a tus hijos que son maravillosos y que estás profundamente agradecido por ellos.

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