CONECTAR CON LA GENERACIÓN Z (1)
Tengo el placer de conocer y haber escuchado a personas muy capaces con un gran conocimiento en diversos materias que, al intentar comunicarse con los más jóvenes, fracasan. Además, muchos me preguntáis sobre mi capacidad conectando con adolescentes y jóvenes para descubrir la forma de hacerlo. Por estas dos razones hoy empiezo una serie de entradas sobre este tema en las que compartiré algunas de las claves que es importante conocer si quieres conectar con la generación Z (los nacidos desde 1997). Comienzo con la que considero de mayor importancia:
Debes hablar a su corazón y no solo a su cerebro.
El profesor que más emoción me transmitió durante la ESO me daba clase de matemáticas. Cada vez que nos explicaba un problema y la forma de resolverlo exclamaba: ¡Nos son fascinantes las matemáticas! Verdaderamente vibraba cada vez que nos explicaba una nueva fórmula. Nosotros nos reíamos al ver la emoción que le despertaba resolver una ecuación pero desde que me dio clase veo las matemáticas de otra forma.
Sé que esto puede escandalizar pero si verdaderamente quieres conectar con los adolescentes no puedes limitarte a transmitir hechos, tienes que emocionarles. Vivimos en la sociedad de la emoción y, aunque muchos afirmen “creer en la ciencia” los hechos objetivos apenas les importan. Lo verdaderamente valioso para ellos es el sentir.
- ¿Hay bien o mal? “Depende de cómo me haga sentir”
- Objetivamente esto no es así. “Pero si así lo siente qué más da”.
Si hablas con adolescentes has tenido que oír algo semejante. No voy a entrar a juzgar si esto es mejor o peor, pero si quieres comunicarte con las nuevas generaciones es necesario que asumas que esto es así. No se trata de reforzar el sentimentalismo sino de aprovechar esta circunstancia para conectar con ellos. ¿Entonces dejamos de explicar hechos objetivos y científicos? Jamás. Pero a la hora de transmitirlos deberemos cargarlos de emoción. No se trata de ser falsos o desvirtuar la verdad, se trata precisamente de lo contrario.
Al comunicar debemos hacer vibrar, llenarnos de pasión, vivir lo que transmitimos y creer verdaderamente en ello.
¿Y también con las clases del colegio? Pues por qué no.
Cuando tenía 13 años cayó en mis manos el libro de El mundo de Sofía. Desde entonces me enamoré de la filosofía y leía todo lo que podía, esperando con ansia primero de bachillerato para poder aprender más… No puedo transmitir el disgusto que sentí después de la primera clase y de todas las siguientes hasta que terminé bachillerato.
¿Hay algo más fascinante que la literatura o la historia? ¿No es impresionante el arte o la filosofía? Enfrentarnos a esto es viajar en el tiempo, conocer quién soy y de dónde vengo, configurar mi identidad. La física, las matemáticas, la biología, la química… me hacen entender el mundo tan maravilloso en el que vivo, descubrir los secretos que se me ocultan a simple vista o aquello que doy por hecho: ¡El saber es apasionante! Y por eso debemos aprender a transmitirlo como lo que es.
Y ya no hablemos de cuando lo que tenemos que transmitir es la fe o grandes ideales. Sin afán de ofender pero si tengo que hacer un top 10 de las charlas más aburridas que he oído en mi vida incluyo unas cuantas homilías y charlas catequéticas. ¿Cómo es posible que hablar de Dios y la salvación se haga aburrido? No existe, ha existido o existirá jamás nada más fascinante que esto… Me resulta hasta ofensivo hablar sin pasión de alguno de estos temas. Si esto no nos hace vibrar mejor no hablar sobre ello. Lo mismo podríamos decir a la hora de hablar del amor, de la vida, de la felicidad… Esto lo más grande y tiene que emocionar.
Os doy algunas claves para transmitir pasión en nuestros discursos.
Esfuérzate por vibrar primero tú.
Que aquello de lo que vas a hablar te emocione, descubre por qué es fascinante y procura que te encante. Si conectas con el tema podrás conectar con los oyentes así que ten esto como prioridad.
Gesticula y comunica la emoción con tu cuerpo.
Yo te invitaría a analizar cómo reacciona tu cuerpo cuando hablas de algo que te resulta apasionante con algún amigo (política, películas, videojuegos…) y reproduce esos gestos entusiastas cuando debas comunicar algo.
Apela directamente a sentimientos.
Cuando en mi primera sesión del curso que imparto con adolescentes quiero explicarles conductas perjudiciales para ellos les empiezo contando una historia de lo perdida y vacía que me sentía cuando era adolescente y cómo al imitar las conductas que veía en las series me sentía peor. Luego les pongo el ideal de la felicidad a través de vídeos divertidos, otros emotivos y finalmente les invito a reflexionar lo que verdaderamente hace felices a ellos. Para terminar, ayudados por dos historias vitales muy impactantes concluimos que el dinero, el autocosificarse y el sexo no dan la felicidad sino el amor, el cual no es un sentimiento sino una decisión. La idea es sencilla pero para que cale en su cerebro primero tenemos que conseguir que pase por su corazón.
Habla en sus términos.
Debemos utilizar las palabras de forma inteligente comunicándonos en sus términos. Por ejemplo, decirles que algo es bueno o malo es no decirles nada porque ellos no entienden estos conceptos como tú lo haces (como os dije antes para ellos no existe el bien o el mal sólo lo que hace sentir mejor o peor). Pero si cambiamos “esto es bueno” por “esto te hace feliz” o incluso “esto le hace bien a la persona” lo van a comprender mejor. Es importante ver el mundo como él lo hace antes de transmitirle las ideas para que sepamos de que manera las puede encajar mejor en su mapa mental.
Utiliza un CLICKBAIT emocional
Cuando les presentes un razonamiento apela primero a su necesidad y emoción. ¿Quieres hacerles ver que “liarse” con muchas personas no les hace bien? Pues empieza mencionando esa sensación de uso y de asco que se te queda después de liarte con alguien que sólo quiere usarte. ¿Quieres explicar que Dios existe? Pues aparta de momento las cinco vías de Tomás de Aquino (que podemos dejar para más adelante) y en su lugar cuestiónales sobre el vacío que experimentan dentro de ellos mismos y que no son capaces de llenar con nada. En lenguaje Z a esto le podríamos llamar el “CLICKBAIT” de la comunicación. Eso que te hace querer seguir escuchando. Empieza de forma emotiva y transmitiendo pasión para captar su interés y que escuchen el resto de tu discurso.
BONUS POINT: Cuida tu apariencia física.
Si tu función como comunicador es transmitir ideales o una forma concreta de actuar o vivir es importante que tu aspecto físico sea agradable, de forma que ellos te quieran imitar. Una vez alagué a una madre por la buena figura que tenía después de haber tenido 12 partos y me respondió: “es que yo no puedo animar a una joven a tener muchos hijos si a mí me ve con un mal cuerpo porque pensará: Claro, y quedarme como tú”. Hay quien podría pensar que esto es superficial pero es una estrategia más que inteligente. Si quiero ser un modelo al que imitar en lo que digo deberé tener un aspecto físico que a ellos les gustaría tener. ¿Te has fijado en como los grandes comunicadores de Apple o Facebook combinan un traje con zapatillas? Esto no implica que vistas con pantalones rotos o camisetas frikis si no te gusta pero sí es necesario que cuides tu aspecto: ve con tu propio estilo pero que tu apariencia sea actual.